LAS MORALES EMPIRICAS
La distinción entre la moral y formalismo ético fue establecida por Kant, en sus obras de filosofía práctica, sobre todo en La Fundamentación de la metafísica de las costumbres. La preocupación más honda del filósofo de Königsberg consistió en crear una doctrina libre de elementos derivados del mundo de los hechos, es decir, un sistema exclusivamente racional y a priori.
Entre la moral empírica y la ética formal existe una aguda oposición, en lo que atañe el método que debe emplearse para llegar al conocimiento de las reglas rectoras de la conducta moralmente buena. El subjetivismo es una de las variantes de la ética empírica. Si las ideas morales varían de individuo a individuo o de sociedad a sociedad, lo bueno y/o malo carecerán de existencia objetiva, ya que dependen de los juicios estimados de los hombres. Así aparecen, por una parte, al subjetivismo ético social, llamado antropologismo o subjetivismo ético específico.
1. ÉTICA EMPÍRICA, ÉTICA DE BIENES,.ÉTICA FORMAL Y ÉTICA VALORATIVA. García Máynez, en su interesante texto de Ética, nos ha ofrecido un esquema histórico de las diferentes corrientes del pensamiento moral tomando como criterio de clasificación una perspectiva fundamentalmente gnoseológica. Según esta forma de división, el pensamiento ético se ha manifestado históricamente en cuatro formas principales: ética empírica, ética de bienes, ética formal y ética valorativa. En justificación de esta división nos dice: "No se trata de una clasificación establecida de manera apriorística, atendiendo solamente a consideraciones de orden teórico, sino de una división basada en el desarrollo mismo del pensamiento moral. Partiendo del estudio de las diversas teorías, es posible descubrir, a pesar de la variedad enorme que presentan, ciertos puntos capitales de coincidencia y caracterizar así las grandes formas que la especulación ética ha asumido en el curso de su historia. Aun cuando estas formas no se han sucedido unas a otras en toda su pureza, no es difícil señalar las épocas en que se manifiestan de modo más patente. Puede decirse, por ejemplo, que la moral de los griegos es, casi sin excepciones, ética de bienes; que el formalismo aparece en la obra de Kant, y que la filosofía de los valores es el cauce por donde corre el pensamiento ético de nuestros días" 1.
2.
ÉTICAS EMPíRICAS Y ÉTICAS RACIONALES. Tras considerar aquellas doctrinas que,
desde distintas perspectivas, niegan o relativizan la normativa moral, Jacques
Leclercq nos presenta, en una visión amplia de la historia de la ética, dos
dimensiones fundamentales en las posturas adoptadas en torno a estas cuestiones:
éticas empíricas y éticas racionales. Lo interesante del planteamiento de
Leclercq radica, a mi juicio, en su actitud de no rechazar de plano las
diferentes teorías éticas y de no presentar la historia de la filosofía moral
como un continuo tejer y destejer ideas y sistemas, excluyendo los
"erróneos" y defendiendo el que, según el historiador, contiene la
única y definitiva verdad. En este sentido, escribe: "El interés de las
diferentes posturas morales radica en lo que cada una de ellas contiene de
verdad. En efecto, cada una, o lo que se puede llamar cada uno de estos
sistemas, corresponde a un punto de vista real sobre el que los autores han
llamado particularmente la atención; y el error de los sistemas está
generalmente menos en lo que afirman que en lo que descuidan. El error se reduce
casi siempre a no afirmar sino un aspecto de lo real sin ver que hay además
otros, o a dar al aspecto sobre el que se concentra la atención del autor un
relieve excesivo. A veces, cuando el filósofo está dotado de espíritu
polémico, añade demasías contra los que no comparten sus puntos de vista o se
complace en excesos de lenguaje por gusto de bravata o de provocación... Lo que
nos interesa es espumar de cada una de las grandes posturas históricas la
verdad que encierran y reunir así los elementos que nos permitan construir un
sistema perfectamente coordinado. Esto indica en qué medida se puede hablar de
un progreso de filosofía moral. Cada vez que aparece una nueva postura, ésta
subraya el valor de ciertos elementos de las aspiraciones humanas, de las
condiciones de existencia del hombre y de la regla de acción, desatendidas
hasta entonces, o al menos destaca ciertos elementos que no habían recibido en
los sistemas anteriores el lugar que les correspondía, y hace posibles así
sistemas nuevos mejor articulados y mejor proporcionados"6
El
criterio fundamental en que se basa Leclercq para distinguir los dos grandes
sistemas que se han dado a lo largo de la historia de la filosofía moral es el
carácter inmanente o trascendente que otorgan unos y otros a las normas
éticas. El primer sistema general está constituido por las morales empíricas,
esto es, por aquellas filosofías que se fundan exclusivamente en un hecho de
experiencia, en un principio que el hombre encuentra en su interior a lo largo
de su experiencia vital. El segundo sistema es el de las posturas que admiten la
existencia de una realidad que trasciende al hombre, dedicándose a estudiar
así las relaciones existentes entre él hombre y dicho ser trascendente.
Tenemos, en este segundo caso, las morales racionales.
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